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El Espacio de Rinaldi

jueves, 28 de enero de 2010

Miguel, alias Sidra

Hoy escribiré una breve reseña sobre uno de los economistas más importantes que tuvo la República Argentina e, irónicamente, no obtuvo el grado de reconocimiento que merecía dentro de la nación (en círculos no especializados, al menos).
La primera vez que leí sobre Miguel Sidrauski tenía yo catorce años y cursaba mis estudios secundarios cuando encontré entre los caídos en desuso libros de la reducidísima biblioteca que tenía ese centro educativo, un auténtico tesoro. Uno de esos pocos textos que son menospreciados por su brevedad, pero que cuando uno avanza en sus páginas algo en el interior de nuestras mentes cambia, muta, se eleva y vuelve a caer dejando una preciosa sensación de completud. Se trata del libro de Juan Carlos De Pablo: "Diéguez, Sidrauski y los Comienzos de la Licenciatura en Economía en la República Argentina".
Las primeras páginas no me tocaron del modo en que lo hicieron las de la mitad en adelante (en mi opinión De Pablo dejó lo mejor para el final), cuando empezó a tratar la vida de una auténtica mente maestra: Miguel Sidrauski. Voy a intentar ser lo más breve posible en mi descripción, remitiéndolos a la bibliografía correspondiente para ampliar dado que mi objetivo aquí es meramente introducirlos a la vida de esta luminaria.
Miguel nació en Buenos Aires y era de origen judío, siendo sus padres descendientes de polacos. Por esas situaciones de la vida, se quedó sin su padre siendo reemplazada esa figura por la de su padrastro. Llegado el momento de elegir la carrera dudó entre ser Contador Público (recomendación de su padrastro) o ser Licenciado en Economía (carrera que finalmente eligió, psicoanalíticamente tal vez en rebeldía hacia su padrastro). Fue de la primera camada de licenciados en economía, habiendo estudiado con el legendario fundador de dicha carrera en la UBA, Julio Hipólito Argentino Olivera; fue compañero de Diéguez, otra figura emiente de esta ciencia. Cierta vez Olivera describió la inteligencia de Sidrauski comparándola a un dardo y la de Diéguez, a un remolino (ambas mentes de primer nivel, sic). Continuó sus estudios en la Universidad de Chicago, en la que luego de corregir a un profesor de la casa éste lo tildó de genio en una reunión autoridades. Fue un ferviente investigador, dejándonos como legado excelentes trabajos (generalmente tan breves como brillantes) como por ejemplo: "Rational Choice and Patterns of Growth in a Monetary Economy" (trabajo que todavía intento entender, luego de dos años). Murió a la temprana edad de 36 años, tal vez víctima de un linfoma, dejando atrás a una mujer y a su hija y al mundo entero privado de su genialidad inigualable. Hasta el propio Milton Friedman lamentó su muerte, poniendo en luto a toda la Universidad de Chicago.
A los que nos gusta la matemática nos encanta descubrir patrones, aunque a los humanos en general también. Es una especie de acto reflejo. Habiendo dicho esto debo reconocer que el caso de nuestro querido "Sidra" me recuerda a los casos de Evariste Galois, Abel, Mozart y, más cerca de aquello de lo que era experto, al caso de Ramsey. ¿Será que estas mentes se autoprograman para brillar en forma prematura siendo autoconscientes de su cercana extinción? ¿Imaginan como hubieran afectado nuestra concepción del mundo de haber vivido unos cuántos años más?
Sin más, este es mi pequeño homenaje para esas mentes que no deberían irse nunca y quedan enterradas en forma espantosamente prematura, cuando deberían estar convulsionando a la humanidad con sus ideas. En este caso, especialmente, a Miguel Sidrauski, uno de mis role models.

Antes de olvidarlo, recomiendo también otro texto de De Pablo, cuya prosa es tan excelente como cautivante, esta vez escrito en conjunción con Domingo Cavallo: "Pasión Por Crear". Un autobiográfico del Dr. Cavallo a modo de entrevista, muy entretenido que también nos permite conocer más a fondo la figura de otro importantísimo economista de nuestra cartera.

viernes, 15 de enero de 2010

Me disculpo ante los lectores

Tal como el título lo indica, mediante la presente deseo disculparme ante los lectores por no emitir nuevos artículos debido a que me encuentro comprometido por la resolución de un problema matemático que me acosa hace tiempo.
Se trata de la sucesión 3x + 1. Invito a todos los interesados en la materia a enviarme un correo si desean saber de qué se trata. Es un no resuelto todavía, de modo que sería interesante conjuncionar fuerzas dado que no encuentro compañeros en esta aventura, en virtud de que todos los que alguna vez conseguí abdicaron en sus esfuerzos.
Prontamente publicaré el post que prometí en el blog de Domingo Cavallo que hace alusión a la necesidad de un Banco Central independiente y conservador como elemento fundamental para obetener menores medias y varianzas de inflación.
He notado que no dejan comentarios en los posts, pero que sin embargo los leen (hecho delatado por el número creciente de visitas). Los invito a que hagan su contribución, por más pequeña que sea, la cual será respetada y valorada como lo que es: un esfuerzo intelectual humano.
Muchas gracias,
Los saluda afectuosamente,
Juan Martín Rinaldi

domingo, 10 de enero de 2010

La Generación del Basilisco

Autor: Juan Martín Rinaldi

“Quien no quiere pensar es un fanático; quien no puede pensar, es un idiota; quien no osa pensar es un cobarde”. – Sir Francis Bacon

Si pudiéramos evaluar con completa objetividad nuestros pensamientos y acciones diarias nos percataríamos de que, con certeza, el 95% de los primeros serían banales e igual proporción de las segundas no tendrían propósitos más profundos que un vaso de agua. Ahora bien, más allá de esta mediocre descripción, inmediatamente viene a acosarnos con ironía el eterno interrogante: ¿por qué? Es la clásica pregunta de lo más simple y ordinaria con respuesta casi imposible de dar, puesto que su profundidad supera nuestro hábito de quedarnos en la superficie de toda cuestión.

Desde luego es mucho más cómodo no pensar. La actividad cognitiva requiere esfuerzo, concentración, dedicación e insume tiempo, el reloj corre; ahora bien, estos sacrificios tienen su recompensa pero ésta, ¿es suficiente como para equilibrar la balanza a favor del pensante? ¿De qué parámetros depende esto? Es evidente que la respuesta a esto es que la retribución al esfuerzo intelectual viene dada, es exógena al pensar y es determinada por individuos que precisamente no se caracterizan por pensar mucho. Una sociedad que retribuya a sus miembros más pensantes en forma proporcional a sus esfuerzos intelectuales será obviamente una sociedad pensante, pero una que aliente la anulación de la actividad cognitiva no sólo provoca el efecto inverso sino que aísla a los individuos pensantes y los señala como ineptos. El segundo es un ejemplo del modelo social imperante hoy en día.

Pero no puedo dejar de preguntarme cómo es que una sociedad llega a la conclusión de que no hay que premiar a sus individuos reflexivos y procura aislarlos y ponerlos como ejemplo de lo que no se debe hacer. Es casi de locura decirle a un grupo humano que vaya en contra de su naturaleza lógico deductiva. Sólo se me ocurre que todo esto puede ser resultado de los esfuerzos de un grupo de poder tan organizado, tan completo, que es mejor no hablar más alto que el ruido de la respiración cuando se los condena, al decir de Woodrow Wilson. El objetivo ha sido cumplido, las masas adormecidas son cada vez más fáciles de manipular, la vorágine de la cultura superficial está en su máximo apogeo y sólo queda una proporción pequeña de individuos que piensan que quedan bajo el dominio de este poder oculto que detenta los medios de producción y energéticos y están tan habituados a ser tratados como desperdicios que no sólo quedan al designio de este poder sino que también se subyugan y humillan ante él.

Es este el mecanismo con el cual se alimenta la cultura superficial, con el que subsiste. El no pienses, la excesiva preocupación por la imagen, la difusión de la concentración en múltiples aparatos pseudo tecnológicos, las drogas, los medios de comunicación desvirtuados y similares son hijos bastardos de la superficialidad, productos deseados por la elite como instrumentos para dominar.

A esta altura, el lector debe estar ansioso por responder al interrogante: ¿y el 5% restante? Es el hilo de esperanza de nuestra generación, el último bastión en el que se resguarda celosamente el futuro de nuestra especie. Ese cinco por ciento está constituido por nada más y nada menos que actos de reflexión profunda y de ejercicio lógico deductivo cotidiano. Preguntas que estallan en las mentes jóvenes intoxicadas por lo banal como encendiendo revoluciones, rebeliones en contra del modelo del no pensés, bombas que intentan derrumbar la superficialidad. Son el llamado a pensar. Somos la generación del basilisco, caminamos por la superficie del agua en lagos que podrían ser tan profundos como quisiéramos.

jueves, 7 de enero de 2010

Una nueva bomba estalla sobre las bases del orden económico-institucional


Cristina Fernández de Kirchner pidió, como ya saben, la renuncia de la cabeza del BCRA: Martín Redrado y lo hizo a través de Aníbal Fernández. ¿Por qué? Por la resistencia que ofrecía la mencionada autoridad para hacer uso de los fondos del Bicentenario para pagar conceptos correspondientes a la deuda externa (hablando en términos generales).
Ante este claro mensaje de autoritarismo completamente contrario a la normativa vigente y expresa en el artículo 9 de la Carta Orgánica de la mencionada institución (es sabido que para desplazar a una autoridad de la talla de Redrado una comisión del Congreso debe recomendar tal desplazamiento) el mercado no tardó en responder. La Bolsa de Buenos Aires manifestó una caída generalizada en la cotización de títulos (aunque finalmente terminó un punto en alza globalmente) lo cual es una clarísima respuesta a la puesta en riesgo de las reservas de libre disponibilidad por una maniobra enteramente política que logra, una vez más, introducir el germen del miedo en los agentes económicos.
Personalmente, coincido con la prudencia de Redrado y tampoco habría comprometido esos fondos, facilitando de forma ingenua la posibilidad de trabar embargo sobra la totalidad de las reservas de libre disponibilidad, sin mencionar la factibilidad de que el ejecutivo desvíe esos fondos hacia otros fines que no son los que figuran en el Decreto de Necesidad y Urgencia dictado por CFK, atendiendo al hecho de que el próximo vencimiento a cubrir recién se dará en el mes de agosto.
Detengámonos a pensar un momento. Son U$S 6500 millones los que motivaron la discordia y pertenecían a un fondo de reserva, exclusivamente constituido para afrontar vencimientos a ocurrir en el 2010 correspondientes a deuda externa. La presidente redactó un DNU en el que solicitó que el BCRA destrabase la suma antedicha. Redrado se negó a autorizarlo, para detenerse a revisar el decreto (cosa bastante prudente y acertada). Enterada de esto, la oposición se acerca a Redrado a brindarle su apoyo y, acto seguido, Aníbal Fernández le solicita la renuncia a M.R. en nombre de C.F.K. ¿Acaso ni siquiera el históricamente autónomo y, al a vez, objeto de innumerables manipulaciones, Banco Central de la República Argentina puede escapar a la mano de un poder que viola día a día las reglas de juego y espanta cada vez a más agentes económicos sembrando el terror y la incertidumbre, congelando la inversión y aniquilando la confianza en el modelo? ¿Qué hilo de esperanza podemos tener? Bajo estas condiciones sólo podemos pensar en la senda de la colisión.
Incito a los lectores que se pronuncien sobre el asunto y mediten sobre él, dado que no puede ser considerado como una manifestación más de abuso de autoridad, sino como un verdadero atentado contra el orden institucional y económico; un factor más que coarta las libertades de todos y no hace otra cosa más que inspirar temor.

domingo, 3 de enero de 2010

El 2010, un déjà vu

Tasas bajas a nivel internacional, recuperación económica, buenas cosechas, expectativas inflacionarias en los agentes económicos son, entre otros, factores, algunos manifiestos y otros con altas probabilidades de presentarse que significan el preludio de un año que tendrá crecimiento y, en consecuencia, inflación por las características propias endógenas del modelo en el que se dará.
Como no he trabajado con cifras todavía no puedo estimar la tasa inflacionaria con gran precisión, pero, sin embargo, puedo perfectamente ubicar la tasa de crecimiento en torno al 4 por ciento y si nos basamos en experiencias anteriores, ante crecimientos ubicados entre el 4 y el 8 por ciento se correspondieron tasas inflacionarias de 0.25 a 0.35 (25% a 35%). Dicho esto, ubicándonos en un entorno casi idéntico (de no ser por la entrada al escenario del repudio público de las políticas gubernamentales), podemos esperar un comportamiento similar este año y prever una inflación en torno al 25%.
Las políticas monetarias seguirán por la misma senda de mantener un tipo de cambio controlado, asginando las reservas de 40 000 millones de U$S casi con exclusividad a dicha función. La emisión deberá ser manejada con cautela debido a que no se puede correr el riesgo de que la tasa de emisión supere la tasa con la cual la demanda monetaria la absorbe porque esto podría catalizar el proceso inflacionario estructural originado en el crecimiento (habrán notado que en esta última línea coincido plenamente con un fragmento de la teoría monetarista cuyas bases asentó Milton Friedman).
La política fiscal no vendrá con novedades este año y mantendrá el expansionismo como regla. Aunque se debe reconocer que hay desincentivos para la obra pública tales como conflictos políticos y regionales intensos que, al tratarse de un sistema politizado, afectan directamente las sumas giradas a dirigentes desde la Nación y concentra la obra pública en provincias y municipios que abiertamente apoyan el régimen; podría hablarse de un gasto público heterogéneamente distribuido, ineficiente, con escaso efecto multiplicador.
A fin de cuentas, el 2010 presenta un entorno confuso, desordenado, casi caótico, en el que muchas de las situaciones características de la teoría económica confluyen casi en forma paradójica alteradas por recortes de libertades, una maraña de subsidios y un abusivo control en los mecanismos del mercado. ¿Acaso no podría hablarse de déjà vu?