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El Espacio de Rinaldi

miércoles, 17 de febrero de 2010

Otra vida brillante: un paralelo al artículo sobre Sidrauski

Estimados lectores:
Aquí dejo en sus manos una reseña biográfica de otro argentino que descolló en las ciencias económicas: Rubén Darío Almonacid. No es de mi prosa, sino un conjunto de citas textuales de diversos autores que cierta vez envié a los moderadores de la página de Eumed. Basta aclarar que es en un 85% la inconfundible prosa de De Pablo, en cierto modo similar a la de Sagan en su especialidad.
Saludos.


Ruben Dario Almonacid (1943 - 2002)

Nació en Tucumán, Argentina. Estudió en la universidad de su ciudad natal, y en la de Chicago, sobresaliendo en ambas. “Para Rubén el día de 24 horas era un continuo, estudiaba hasta que se cansaba y quedaba dormido (en la biblioteca, en su casa, en un auto), y al despertar seguía estudiando” (Elías, 2002).

“Cuando luego de pasar por Chicago, en 1965 me reincorporé a la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Tucumán, empecé a escuchar comentarios sobre Rubén. Cuando lo tuve como alumno supe por qué. Era muy inquieto, formulaba preguntas muy profundas. Como si ya supiera todo lo que uno quería enseñar, siempre poniendo en apuros al profesor. Se perfilaba como brillante y con gran futuro académico… Como su evolución académica era muy rápida, mucho antes de licenciarse participó en el Programa Cuyo, donde se suponía que iba a estar 2 años, antes de cursar estudios de doctorado en Chicago. Luego de 3 o 4 meses se fue a Chicago” (Elías, 2002). Donde “tuvo una performance brillante” (Elías, 2002). “Durante el primer o el segundo trimestre en Chicago, uno de sus profesores anunció a sus colegas: `hay un genio en mi clase – un argentino llamado Rubén Almonacid’” (Harberger y Sjaastad, 2003).

“Milton Friedman y Arnold C. Harberger se interesaron mucho en su trabajo, convirtiéndose luego en los directores de su tesis” (Elías, 2002). “Harberger lo recuerda claramente como el más obstinado, pero al mismo tiempo uno de los más estimulantes y gratificantes entre el centenar de alumnos cuyas tesis doctorales supervisó. `Ningún otro peleó tanto cada palabra, cada oración, de su tesis. Rubén ganó la mayor parte de las discusiones. De ningún otro estudiante aprendí tanto durante la preparación de su tesis doctoral’… Cuando la terminó, fue invitado por el Consejo de Asesores Económicos de Estados Unidos, para que a la mañana presentara su trabajo, y a la tarde mantuviera discusiones individuales con Mc Cracken, Houthakker y Stein” (Harberger y Sjaastad, 2003). “La tesis fue premiada en 1971 como la mejor del año dentro del área de ciencias sociales de Chicago, la primera vez que se entregó el premio” (Elías, 2002). Esta descripción de su desempeño académico me hace acordar al de otro argentino, Miguel Sidrauski.

Después de Chicago “fue invitado por James Tobin a trabajar en la Comisión Cowles… Con posterioridad se incorporó al departamento de economía de la Universidad Vanderbilt, como consecuencia de lo cual se conectó con la Universidad de San Pablo” (Elías, 2002). “Para poder enseñar en San Pablo tenía que tener un título local, para lo cual tuvo que escribir otra tesis (Almonacid, 1974)” (Harberger y Sjaastad, 2003).

“Tenía un gran deseo de aplicar sus conocimientos de manera inmediata. En las clases de estadística preguntaba sobre temas probabilísticos conectados con juegos, en su afán por hacer saltar la banca en el casino. Desde esa época se veía que a él también le interesaba ser un empresario y ganar mucho dinero rápidamente… En San Pablo emergió su espíritu empresario. La región estaba experimentando el `milagro brasileño’. Invirtió en terrenos alejados de la ciudad, cuyos precios subieron muchísimo como consecuencia de la expansión” (Elías, 2002). “Con fondos obtenidos de la venta de un automóvil que pudo importar, comenzó a especular en bienes raíces. En pocos años se convirtió en un desarrollador de una porción de suburbano de San Pablo, y pocos años después se había convertido en el principal terrateniente del área metropolitana de San Roque” (Harberger y Sjaastad, 2003). Sobre cómo eligió los terrenos que compró, me llegaron 2 versiones: una, que divisó la región desde un lugar alto; otra, que hizo una regresión entre el precio de los terrenos y la distancia al centro de la ciudad, encontrando el precio de los ubicados en San Roque, muy por debajo de la recta de ajuste.

Poco, pero lo traté. Nunca me pareció simpático, por lo cual leí reconfortado lo siguiente: “Rubén hacía enojar a su interlocutor para sacarle la mayor cantidad de información posible, que le pudiera ser útil para su trabajo” (Elías, 2002). Yo creía que era algo personal.

“Fue excelente ex alumno, gran profesor y colega, gran empresario y amigo… A comienzos de 2001 me enteré de su enfermedad [cáncer] y que lo habían operado en Brasil. A mitad de ese año tuve su última visita. Al verlo tenía la esperanza que el susto hubiera pasado y que sólo serían problemas de control. A comienzos de 2002 me enteré que estaba de nuevo muy enfermo. Su esposa me llamó el 1 de abril, media hora después de su fallecimiento. Uno tiene respuestas y alternativas a muchos problemas que nos plantea la vida, pero para esta noticia no” (Elías, 2002).


¿Por qué los economistas nos acordamos de Almonacid? Como en los casos de Frank Knight, Don Patinkin y el referido Sidrauski, primero y principal por su tesis doctoral, un escrito corto (algo más de 100 páginas) que Rubén denomina paper (artículo).

“Su tesis es más que distinguida. Se concentró en el rol de las expectativas, y en el desequilibrio que genera el hecho de que no siempre coinciden con la realidad. El núcleo fue el concepto de que el equilibrio pleno es aquel en el cual todas las expectativas coinciden con la realidad” (Harberger y Sjaastad, 2003). La volví a leer, a propósito de la elaboración de estas líneas. Desde el punto de vista formal es de una nitidez increíble, parecida a la de Patinkin; desde el punto de vista del contenido también es importante. Desde el punto de vista formal, resultó revolucionario, y lamentablemente no “prendió” dentro de la profesion, mostrar el equilibrio macroeconómico de los diferentes mercados, en términos de un gráfico donde, como es usual, el eje horizontal mide el nivel de actividad económica, pero donde en el eje vertical, en vez de medir la tasa de interés, mide el nivel de precios. Con lo cual “oferta y demanda agregadas” adquieren el significado obvio de curvas que relacionan precio y cantidad. También revolucionario que el análisis comenzara –insisto, en esa época- con la derivación de la curva de oferta agregada.

Ubiquémonos en el tiempo. Friedman (1968) explicó que en el corto plazo una emisión monetaria puede aumentar el nivel de actividad económica, pero no en el largo plazo. La diferencia surge del hecho de que en el corto plazo tanto empresarios como asalariados, al no advertir que el aumento de su demanda surge de la mayor cantidad de dinero, aumentan las cantidades ofrecidas de bienes y servicios laborales respectivamente; pero al advertirlo, simplemente aumentan los precios y los salarios en la misma proporción que el aumento de la cantidad de dinero, y los efectos reales desaparecen. En otros términos, el efecto expansivo inicial de un aumento en la cantidad de dinero se debe a la denominada ilusión monetaria.

El aporte de Almonacid (1971, pero preparada antes) consistió en explicar que los hechos mencionados no derivan de ilusión monetaria, sino de que conseguir información referida a qué es lo que está ocurriendo, es un proceso costoso, y por consiguiente los agentes económicos destinan ciertos recursos a obtenerla. De ahí que, durante un cierto tiempo, la discrepancia entre los precios verificados, los percibidos y los futuros, haga que un aumento de la cantidad de dinero genere efectos reales, pero cuando todos los precios vuelven a coincidir se restablece la neutralidad de la emisión monetaria. Almonacid (2003) presenta una versión actualizada, pero esencialmente no modificada, de esta teoría.

Esto ¡a comienzos de la década de 1970!, es decir, cuando el trabajo pionero de Muth, sobre expectativas racionales, había sido publicado, pero su uso en macroeconomía, por parte de Robert Lucas, todavía no había comenzado. “El aporte de Rubén en el nuevo enfoque fue reconocido, hace muchos años, por Harry Johnson” (Elías, 2002). ¿Qué relación hay con Phelps (1970)? Bastante, pero como aclara Almonacid en el prólogo de su tesis, supo de este último trabajo cuando el suyo estaba concluido. Así que se trata de algo así como descubrimientos independientes.

Como en el caso de Sidrauski, Almonacid no publicó con posterioridad trabajos de parecida relevancia al de su tesis doctoral. En el caso de Sidrauski, porque falleció; en el de Almonacid, porque se dedicó a actividades empresarias, retornando a sus intereses académicos en los últimos años de su vida.

“Fue un economista de amplitud de intereses y profundidad inusuales. Brillante, original, perspicaz e independiente. Quizás porque no pertenecía a ninguna escuela, no portaba ningún rótulo, sus capacidades sólo fueron reconocidas por aquellos economistas que lo trataron directamente” (Harberger y Sjaastad, 2003).


martes, 9 de febrero de 2010

El Horizonte Económico en Argentina: A Cane Muto Et Aqua Silente Cave Tibi



Veamos: inflación, ausencia de reglas claras de juego, medidas de control absoluto del Estado en la actividad económica, agentes económicos contumaces. Se trata de factores que tienden a producir efectos negativos, tal como el tabaquismo, el sobrepeso y la mala alimentación encauzan a una persona a sufrir de un ataque cardíaco.
Repasemos: Argentina es una país con una predisposición a la inflación, situación que lo hace completamente distinto a sistemas económicos deflacionarios y lo caracteriza, en el sentido de que no podemos concebir un período de excitación de actividad económica sin que sea acompañada por un incremento sostenido en el nivel de precios de magnitud superior a la tasa de crecimiento. ¿Y con esto qué? Esto clasifica a Argentina como país sensible ante cambios de orden político, social y económico en cuanto a variaciones en la fijación de los precios. ¿Cómo altera esto las posibilidades de un país de crecer y desarrollarse? En primer lugar, impide que se perfeccione el beneficio de la planificación de mediano y largo plazo. Ningún agente económico puede planear con tranquilidad cuáles serán sus acciones futuras de horizonte larguiplacista y como resultado, la actividad económica se desarrolla en términos caóticos tendientes a perfeccionarse por decisiones cortoplacistas, que por lo general nunca son las más concienzudas y adecuadas. En segundo lugar, la incertidumbre reina impidiendo la seguridad en el tráfico jurídico y mal predisponiendo a los agentes económicos a cumplir con sus deberes fiscales, acrecentado esto por la enorme presión tributaria argentina. En tercer lugar, lejos de producir efectos redistributivos de la riqueza produce uno inequitativo ya que los estratos más bajos son más afectados puesto que el proceso inflacionario compromete fundamentalmente bienes de primera necesidad y sólo contados bienes con incrementos de tasa de consumo superior al incremento de tasa de ingreso nominal o bienes de lujo. Sin contar la reducción de ingresos REALES a las arcas del Estado por el efecto Olivera-Tanzi, aquél que nos decía que al haber procesos infalcionarios y producirse un transcurso del tiempo entre el devengamiento de la obligación fiscal y el pago en sí de la misma, lo percibido por el organismo recaudador estaba desactualizado en poder adquisitivo.
Hasta ahora, no he hecho más que establecer algunas consecuencias perniciosas de la inflación en sistemas económicos. El factor político, sin embargo, es también muy importante. Aborrezco las opiniones sesgadas. El matrimonio Kirchner ha tenido grandes aciertos en política económica, pero también grandes desaciertos. Se les debe reconocer la estatización de empresas privatizadas a precios irrisorios, el tratamiento de los deberes de crédito internacionales que nos reposicionaron en cuanto a nivel de confianza, atrayendo inversiones; revisando cifras, es indudable que han morigerado la grave situación de inequidad en materia de distribución de la renta (aunque subsiste la notable desproporción), han revitalizado la ciencia argentina y valorado el trabajo de investigadores, entre tantas otras cosas más. Pero, sin embargo, también han puesto en jaque la seguridad económica y social del país en repetidas ocasiones: cuando crean conflictos que ni siquiera deberían existir, cuando realizan maniobras que son tomadas por entreveradas por la sociedad, cuando elaboran tramas insuperables de subsidios cruzados y controles de precios contra-natura que sólo logran causar malestar, entre tantos otros más. Todo esto puesto en conjunto sigue manteniendo un nivel de crecimiento estable, pero no va acompañado por equidistribución y se deja todo en manos de una variable clave: el dólar. Todo estará bien siempre y cuando se devalúe a cuentagotas la moneda, teniendo esto como efecto negativo el encarecimiento de insumos industriales importados (claves para el sector productivo) lo cual a su vez fomenta el crecimiento sostenido de precios de bienes manufacturados y el abaratamiento de los primarios exportables, haciéndolos más competitivos. El equilibro en la balanza comercial quedará supeditado entonces al volumen de exportaciones, dado que su bajo precio internacional y el encarecimiento sostenido de las importaciones por valores mucho mayores al de los exportables hacen que todo dependa de una cuestión de cantidad: cuánto se coseche. Sabemos que hay desincentivos a la actividad primaria por todos los problemas concernientes a la falta de acuerdo de voluntades entre el sector primario y el gobierno, por lo cual podemos esperar que el volumen de oferta decaiga más o menos en forma sensible. Con lo cual si bien concluyo que no podrá haber desaparición espontánea de superávit en Balanza Comercial, establezco como hecho indubitable el deterioro progresivo del Resultado Primario (positivo ahora) hasta una cota indeterminada no negativa.
En resumen, lo que espero que suceda en Argentina en términos económicos durante los próximos dos años es: perpetuación del problema inflacionario (con todas las consecuencias enumeradas), un deteriror progresivo del Resultado Primario ocasionado por las relaciones de Balanza Comercial nombradas así como también por los motivos inflacionarios y la baja en la recaudación fiscal, también alterada por el efecto Olivera-Tanzi; incertidumbre para los agentes económicos, por ausencia de pautas fijas o reglas de juego. Marañas de subsidios, controles de precios, devaluación sostenida de la moneda. En fin: DETERIORO DE LA CALIDAD DE VIDA, efecto negativo en la redistribución de la riqueza y descontento social. Todo ocurrirá gradualmente, hasta que alcance su cenit, momento en el cual el establishment se hará añicos y un gobierno en su suplencia intentará continuar, pero no podrá por el legado de intervencionismo absoluto del Estado a través de agentes individualizados; esto le tornará en incompetente y repercutirá aún más en el declive social. Todo ello, hasta tanto se alcance por la propia tendecia la senda de la recuperación. Considero mejor otro período del mismo corte de gobierno a los fines de atenuar un poco el precipicio y alisar terreno para aterrizar y someto todo lo antedicho al resultado del mundial de fútbol 2010, puesto que en caso de coronarse Argentina campeón la repercusión social será alevosa y cambiará la predisposición de los agentes al cambio, positivamente; además, distraerá el foco de atención, permitiendo al poder realizar maniobras que de otra manera no podría y mejorará su imagen positiva, como resultado de una asociación indirecte a infundada al triunfo. Me despido, espero no haber sido tan delirante, como mi costumbre suele dictarme.

jueves, 4 de febrero de 2010

El Ocaso del Nuevo Imperio Romano

Déficits gemelos, una mala palabra simpática para los economistas y, sin embargo, la exposición más frecuente de la economía norteamericana durante la última década. Así es, tal como lo leen, déficit, ese término de origen galo que tanto nos aturde cuando la escuchamos y tanto nos perturba cuando la leemos; casi un cliché.
¿Qué tiene que ver esto con el Imperio Romano y más aún, con el ocaso del que se asomó alguna vez en el hemisferio norte? Una sola palabra, también mala para muchos: devalución. Que me estaquen si no es cierto que estas palabras unidas desatan la psicosis en cualquier sociedad organizada de la actualidad. ¿Qué devaluación? La impensada, la que nadie espera, la que nadie se anima a nombrar, pues significa la sombra y la ecatombe total. Así es señores, la devaluación (más precisamente sería una depreciación) del dólar es inminente. Bien se puede producir a cuentagotas, bien puede suceder algo que excite los acontecimientos y la precipite pero que sucederá, denlo por hecho (si mantenemos las condiciones actuales constantes).
Verán, mantener un déficit montruoso como el que tiene los EE UU hoy en día es sinónimo de depreciar la moneda. Para que se den una vaga idea de la magnitud de la cifra, si tradujéramos en billetes de cien dólares el déficit norteamericano actual muy fácilmente podríamos llenar el volumen del estadio Monumental de Núñez.
¿Es grave esto o será otro de los avatares del sistema financiero? No deseo causar alarma pero es de preocuparse. La primera consecuencia es la salida a la luz de un sustituto del dólar como unidad de ahorro mundial. En las condiciones actuales sólo el yen y el euro pueden cumplir ese rol y, a juzgar por la irrecuperable alicaída de la economía japonesa comparada a otros tiempos del "milgaro del Sol Naciente" y sin mencionar la cantidad de tiempo que el yen permaneció en la zona del interés cero, el euro es el único candidato. He aquí una buena noticia para los marxistas, esto lejos de beneficiar a Europa la sumergería en una terrible crisis de la cual difícilmente pueda salir. ¿Por qué? Por lo terriblemente caras que se volverían sus exportaciones, inalcanzables no sólo para el mundo sino entre ellos mismos. Por las estructuras económicas de los países integrantes de la UE algunos tardarían menos en entrar en crisis que otros. La elite norteamericana petrolero financiera intetaría rápidamente transformar sus ahorros en euros lo cual aceleraría aún más el proceso, actuando como agente catalizador de la caída.
Simultáneamente, los hidrocaruburos se irán haciendo cada vez más escasos y caros. Sobrevendrá la imperante necesidad de la energía alternativa y aparecerá nuestra única esperanza: el hidrógeno. Dado lo extremadamente barato que es producirlo (hagan una cuba electrolítica en sus casas y conecten una simple batería de 9V en un medio acuoso y las burbujas son el preciado hidrógeno) muchos países no tardaría en empezar a desarrollar procesos de industrialización gracias a la creciente demanda mundial de este elemento. ¿Adivinen cuáles serán esos países? Principalmente, los más necesitados que están a la espera de algo en que especializarse para obtener ingresos que los movilice para superar su desesperada situación.
De esta manera, queridos lectores, se producirá el efecto distributivo de la riqueza más espectacular que la humanidad haya visto jamás. Europa sumergida en crisis, los EE UU no serán más la Roma de los tiempos que corren y los países más pobres se enriquecerán a ritmo acelerado. Se producirán movimientos migratorios masivos, acelerados por los cambios climáticos. ¿Qué más podría decirles? ¿Acaso no es impresionante como algo tan simple como la variación en el valor dado a una unidad de moneda abstracta puede cambiar la faz de la Tierra?